Biografía

Carlo Forte nace en la ciudad italiana Piacenza.

Desde muy joven muestra interés y gran sensibilidad por el dibujo y la pintura. En las clases del colegio pasa mucho tiempo haciendo retratos a lápiz de profesores, compañeros y dibujando todo lo que su fantasía le sugiere. Los maestros le consideran un rebelde, pero él destaca en los concursos de dibujo y de canto. Frecuenta el estudio del pintor Gianni Guglielmetti mientras intenta adaptarse a vivir siguiendo las costumbres de la familia y la sociedad en las que ha crecido y termina la escuela superior.

El deseo de evasión se manifiesta en anhelo por viajar y en 1970 acepta un trabajo como responsable organizativo en el proyecto de la carretera del café – Ghimbi-Gambela – en Etiopia. Esta experiencia determina la primera búsqueda de nuevos horizontes; pero todavía Carlo no está preparado para un cambio radical. Acabado el contrato vuelve a Italia y trabaja como director del departamento de Tráfico Urbano del Municipio de Piacenza. En esta época termina sus estudios de Ciencias Políticas en la Universidad de Pavía y consigue el doctorado. Después se inscribe en la facultad de Derecho en Parma, pero sin olvidar nunca su atracción por el arte. En su tiempo libre participa activamente en el Grupo de teatro “La Canea”.
Tres años más tarde renuncia a la profesión económica-administrativa y concluye definitivamente esta etapa de su vida con una crisis existencial que culmina en un viaje a las Islas Canarias en el año 1975. La belleza de Tenerife le cautiva. Su vocación artística prevalece sobre cualquier pensamiento práctico y finalmente su corazón se abre sin reservas hacia su camino predestinado. Durante los primeros años se dedica al dibujo y a la pintura de retratos y paisajes en un estilo figurativo minucioso.

Siguen tiempos de inquietudes espirituales que lo llevan a Sudamérica e India y que le permiten sentir y transmitir lo que sus ojos y alma ven. A su regreso a Tenerife, su estilo de pintura cambia. Los colores almacenados durante los periodos de viajero y sobre todo la luz de las islas del sur de su Italia natal y de Canarias empiezan a salir de sus pinceles. Los “Paisajes del Alma” llenan sus telas de alegría e intensidad. Carlo define este estilo de pintura como “intuitivo”, algo surgido desde un espacio de silencio y meditación, desde el corazón más que de la mente.

Al inicio de los años ’80 las construcciones en toda la isla de Tenerife y sobre todo en la costa, cambian profundamente el paisaje y la energía que Carlo ama tanto. Entonces decide retirarse hacia la montaña para sumergirse en paz y silencio. Encuentra en Arona las ruinas de una construcción del siglo XVIII y se dedica a restaurarlas. Esta decisión coincide con el comienzo de una expresión de arte no intencionada, pero inspirada y sensible: piedra a piedra, flor a flor, árbol a árbol se siembran en armonía – como una composición de música donde las notas fluyen – hasta crear un espacio ideal para la expresión artística. En este periodo Carlo no deja de pintar y da inicio a los cursos de pintura y meditación. Sus alumnos llegan de muchos rincones del mundo para aprender a conectarse con su propia creatividad, a través de él.

Carlo ha expuesto sus obras por Europa, Estados Unidos, América Latina
y con más frecuencia en distintas salas de Tenerife.

Hoy tiene su estudio/galería con exposición permanente al sur de la isla de Tenerife, en “Costa del Silencio”.

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